viernes, 5 de julio de 2013

Jane Eyre (2011). Crítica





-¿Se marcha, pues?
-Tengo frio ....

 

Impecable adaptación de la inmortal novela de Charlotte Bronte, llevada al cine en innumerables ocasiones. De todas éllas, solo recuerdo haber visto (vagamente, pues fue hace ya casi veinte años) la versión de Stevenson, con Orson Welles y Joan Fontaine de protagonistas.

Intenso drama romántico, intimista en su concepción, lleno de pasiones arrebatadoramente contenidas, que habla, a traves de unos diálogos directos, que apelan al corazón y al alma de dos personajes solitarios. Una, Jane, introvertida, sincera, directa, injustamente maltratada desde pequeña por un mundo lleno de personas que se niegan a comprenderla; fuerte de necesidad. El otro, Edward Rochester, misterioso caballero, adusto de caracter en su exterior, esconde un drama interno que le quema, le corroe, y le hace huir hacia delante, intentando escapar de un pasado que le persigue. Dos seres con mucho en común que se comprenden y se aman; y lo hacen a traves de certeros encuentros y punzantes dialogos, que desnudan su caracter y su alma de una forma sincera y poderosa. Están hechos el uno para el otro, se complementan, se comprenden, se aman ... y nada puede remediarlo.

Mia Wasikowska compone muy bien el personaje, lo hace suyo a traves de miradas y de silencios. Michael Fassbender arrasa con todo y se impone claramente, con ese carisma que le caracteriza. Los secundarios cumplen sobradamente, y aportan credibilidad a una historia eficaz y bien narrada. Cary Fukunaga trasmite muy bien la soledad, la melancolia, pero también la fuerza del personaje: el film está plagada de escenas en las que Jane deambula sola, pensativa; en el campo, abriendo unas cortinas, mirando desde los neblinosos rincones que la excelente fotografía de Adriano Goldman nos brinda, un gran trabajo en clave baja, que saca un partido enorme de los exteriores y decorados:

 


Por poner alguna pega, el director quizás se recrea en demasía en algunos momentos demasiado esteticistas, y en algún que otro travelling innecesario, redundantes dentro de una historia que no los necesita en absoluto ... pecata minuta en un film poderoso en sentimientos, arrebatadoramente romántico, muy en la línea abierta con la espléndida Orgullo y prejuicio de Joe Wright.

Muy recomendable.

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