jueves, 11 de julio de 2013

Mary Reilly (1996). Crítica




Atípico y fascinante drama de terror; la revisión de este film, pasados ya unos cuantos años desde su estreno, revela lo injusto del ensañamiento crítico del que fue objeto en su momento.

Y es que la propuesta no puede ser más arriesgada: un melodrama pausado e intimista, con la historia del Doctor Jekyll y su némesis Edward Hyde de fondo, desarrollado en un único escenario (la mansión del buen doctor), y con solo dos personajes protagonistas durante más del noventa por ciento del metraje. Mary, una inocente y fiel sirvienta, curiosa por naturaleza, fascinada por la trágica figura de su patrón, Henry Jekyll, solitario doctor que esconde un sufrimiento que irá descubriendo poco a poco, y en la que se ve involucrada de manera irremediable.




Con momentos de extrema belleza (la transición de uno de los sueños de la protagonista, atrapada por su padre, a la "liberación" de la solitaria niña corriendo por la calle; la escena en que Mary sigue a Hyde a lo largo de un tenebroso laboratorio y su posterior huida hacia la casa; la visita a la casa de su madre fallecida, el entierro ...), Frears consigue elaborar un lúgubre y tenso relato psicológico, donde la casa del Doctor conforma un verdadero "espacio cinematográfico"; donde las idas y venidas de los personajes están perfectamente narradas. El contrapunto entre el relato original de Stevenson y el drama interior de Mary están muy bien engarzados, y la ambientación tenebrosa, gris, neblinosa, que los aquilatados fotogramas que Rousselot nos brinda completan un relato donde la tristeza y el drama entran de lleno en el corazón del espectador.


 
... lastima que hacía el final, el film se vuelva irregular y tedioso (seguramente por los problemas de producción que tuvo, que obligaron al rodaje de nuevas escenas para darle un final más "comercial"). Es una pena, porque la escena obligada de la "transformación" rompe totalmente con el tono que llevaba la película hasta ese momento. Eso deja una amarga sensación de film parcialmente fallido; pero que en conjunto, no empaña un largometraje interesante y diferente. La historia funciona y los actores están esplendidos, con mención especial para una Julia Roberts contenida, inocente y con una interpretación física acojonante. John Malkovich está excelente tambíén, interpretando a un pusilánime Jekyll y a un malvado y seductor Hyde. Y el plantel de secundarios es de lujo: George Cole como el estricto Poole, Glenn Close dando prestancia a cualquier papel al que se enfrente, y unos por entonces desconocidos para el gran público Michael Gambon, Ciaran Hinds y Michael Sheen, bordando sus pequeños papeles secundarios. La fotografía de Philippe Rousselot y  los diseños y decorados de Stuart Craig son fascinantes en la recreación de la atmósfera victoriana. Es una pena que siga sin estar editada en Blu-ray, la mediocre copia en Dvd y los masters televisivos que he visto no la hacen justicia en absoluto  ...

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